Abordando desafíos para la inclusión de género y juventudes a partir de la experiencia: reflexiones desde los bosques modelo de la RLABM

Por: Claudia Rojas Ríos, Daniela Balarezo, Gregory Jiménez, Natalia Ruiz-Guevara y Nina Duarte

La última reunión de directorio de la Red Latinoamericana de Bosques Modelo se desarrolló en la Universidad Tecnológica de Pereira (Risaralda, Colombia) el pasado mes de noviembre de 2022. Fue la primera vez en tres años que representantes de los territorios que conforman la Red pudieron reunirse presencialmente, debido a la pandemia del COVID-19. La ocasión fue aprovechada para reflexionar y construir colectivamente posiciones en torno a la gobernanza de paisajes sostenibles, uno de cuyos aspectos fundamentales es la inclusión de la diversidad de géneros y juventudes.

Es así que el martes 22 de noviembre, el grupo se organizó en 5 mesas de trabajo rotativas para realizar una dinámica de Café Mundial, en la que se compartieron experiencias, observaciones y reflexiones en torno a la diversidad, la inclusión de géneros y juventudes y las oportunidades que la agricultura regenerativa brinda para la construcción de bosques modelo inclusivos. Con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, deseamos compartir a través de este blog, las reflexiones nacidas de este taller:

Equidad e inclusión: transitar del discurso a la práctica es un trabajo de largo plazo

A nivel global existe un reconocimiento generalizado respecto a la importancia y necesidad de incluir la diversidad social en la construcción de paisajes sostenibles y la buena gobernanza (diversidad sexual y genérica, juventudes, adultos mayores, étnica, entre otros). A lo largo de las últimas décadas, este reconocimiento se ha expresado a través de declaraciones, conmemoraciones, investigaciones y la creación de herramientas para transversalizar el enfoque de género en la toma de decisiones y acciones. Por ejemplo, la RLABM cuenta desde 2017 con una Estrategia de Género, enfocada a fortalecer la gestión del conocimiento, el capital social y el capital político al interior de la Red. De igual manera, varios de los bosques modelo de LAC reportan esfuerzos y estrategias para promover la equidad en sus propios ámbitos.

Sin embargo, el intento de trabajar por la inclusión en los bosques modelo ha resultado complejo y en ocasiones contraproducente. Ha sido entendido con frecuencia como la implementación de actividades puntuales y de corto plazo, cuando en realidad se trata de procesos de largo aliento. Por ejemplo, en muchos territorios se ha considerado más bien a las mujeres y jóvenes como fuerza de trabajo (a veces de bajo costo) o como público objetivo de capacitaciones específicas; mas no como integrantes activos de procesos de gobernanza, en igualdad de condiciones.

Estas limitaciones en la puesta en práctica del enfoque de inclusión se suman a otros desafíos que permanecen en el tiempo en los bosques modelo, como son la comprensión aún difícil de los procesos de gobernanza participativa en sí mismos por parte de actores clave que son parte de ellos, o la falta de oportunidades visibles y claras para la integración sostenida de mujeres y jóvenes. Con el paso del tiempo, esto ha ido generando una sensación de decepción, cansancio y desilusión.

El machismo, el patriarcado y sus efectos sobre la gobernanza de paisajes.

El principal desafío que se mantiene vigente a través del tiempoes superar el patriarcado y el machismo generalizado en LatinoaméricaEste patrón de pensamiento y comportamiento tiene consecuencias que van más allá de las fronteras de cada hogar, y tiene fuertes implicancias en las dinámicas territoriales en los bosques modelo, pues acarrean un conjunto de situaciones que afectan la buena gobernanza y el bienestar humano. Al ahondar en la reflexión en torno a esto, se identificaron desafíos que abarcan aspectos políticos, económicos y de libertades personales, tales como:

  • Persistencia de estereotipos respecto a lo que la sociedad espera de las mujeres en lo productivo, familiar, profesional y académico, que cambian de acuerdo con el contexto de cada BM, pero con frecuencia afectan las libertades y el bienestar de las mujeres.
  • Ciclos de violencia de género verbal, física y de restricción de libertades, agravados por su situación de normalización. En muchos casos las mujeres necesitan pedir permiso a sus maridos y parejas para poder participar de diferentes actividades, lo que afecta negativamente su libertad de participación. Inclusive, se dan casos en que las mujeres que participan en actividades productivas y sociales se ven afectadas por celos, restricciones y represalias.
  • Apreciación indulgente y paternalista hacia las mujeres como víctimas o sujetos de intervención, en lugar de personas con autonomía sobre sí mismas. Se señala que “no somos niñas, las mujeres debemos decidir en lo que deseamos participar”.
  • Desvalorización del trabajo de las mujeres tanto adentro de los hogares como fuera de ellos, respecto a la valoración que la sociedad asigna al trabajo masculino.
  • Diferencia salarial entre hombres y mujeres.
  • Débil autonomía financiera de las mujeres, inclusive en las cadenas de valor en las que ellas aportan su trabajo.
  • Inequidad estructural en el ejercicio de cargos públicos y en la participación de las mujeres en espacios de encuentro.
  • Propiedad de la tierra a nombre de los hombres en mucha mayor proporción con respecto a las mujeres, lo que acarrea una fuerte limitación para estas accedan a oportunidades y espacios de toma de decisiones.

¿Cómo se vinculan estos desafíos a la gobernanza de paisajes? Para empezar, todas estas situaciones afectan de forma notoria las oportunidades de participación de las mujeres en la toma de decisiones y acciones. Al ser la libertad de participación uno de los pilares de la gobernanza de paisajes, esto acarrea consecuencias sobre otros aspectos como la visión holística, la justicia, la igualdad de oportunidades, la representación política, entre otros. Por ello, es fundamental abordar estos desafíos, si se desea promover procesos de gobernanza sanos e inclusivos

Integración intergeneracional: desafíos para superar el “adultocentrismo”

Reconocer y abordar desafíos para la inclusión equitativa de juventudes también es complejo. Pese a que la inclusión de jóvenes es considerada en la gran mayoría de territorios como un elemento básico para la renovación de liderazgos y, por lo tanto, para la sostenibilidad de procesos de gobernanza, no se ha ahondado en analizar e institucionalizar enfoques de trabajo para la inclusión activa y equitativa de generaciones jóvenes en los bosques modelo. Más aún, se reconoce que predominan los estilos de trabajo y las formas de liderazgo en las que las personas adultas concentran el poder de decisión y acción.

Dentro de la RLABM, a nivel de red regional, el tema ha sido abordado hace relativamente poco en los espacios de intercambio y como organización, se está aún construyendo una agenda de trabajo. En este contexto, el taller de noviembre fue una oportunidad para identificar colectivamente desafíos para la inclusión de juventudes en los procesos de gobernanza de los bosques modelo de la Red, tales como:

  • Patrones de actitud “adultocéntrica”, es decir, limitar la participación “con voz y voto” de la juventud en espacios y actividades territoriales, en los que no tienen oportunidades plenas de canalizar sus intereses y sentirse útiles.
  • Resistencia para entregar poder de decisión a jóvenes en los procesos de sucesión y cambio de liderazgos en los Bosques Modelo, en los que es frecuente que se busque que los jóvenes participen, pero solo en actividades específicas, mas no en los procesos de gobernanza propiamente dichos.
  • Diferencias generacionales en las herramientas de gestión de la información, caracterizadas por saltos tecnológicos a un ritmo muy rápido, que usualmente son dominados por jóvenes. Esto crea una brecha en medios de comunicación y lenguaje entre generaciones.
  • Subvaloración de la experiencia de profesionales jóvenes entre las familias que viven y trabajan en los territorios. Esto representa un desafío para integrar las destrezas, aptitudes y actitudes de las y los jóvenes en la toma de decisiones productivas y los procesos de gestión de paisajes.
  • Ideales de superación que se oponen al relevo generacional en ámbitos rurales y promueven el abandono del campo por parte de jóvenes. Esto se debe a las pocas oportunidades de empleo y estudios que se tiene en el campo, por lo cual las propias familias aspiran a que sus hijos e hijas se “superen”, en su intención de que no sufran privaciones, por lo que llegan a no enseñarles o incluirles en los trabajos de las fincas. Sin embargo, se menciona que la pandemia motivó el retorno de jóvenes hacia el campo.
  • Incapacidad desde los Bosques Modelo y sus actores clave para brindar oportunidades suficientemente atractivas para las y los jóvenes en los territorios, cuyos intereses distan de las actividades y dinámicas usuales en la ruralidad.
  • Limitada disponibilidad de recursos para financiar acciones dirigidas a jóvenes, las mismas que no son tampoco priorizadas en la asignación de recursos.

Estos desafíos se entrelazan entre sí, creando situaciones complejas. La resistencia al cambio por parte de los grupos etarios mayores (adultos), va más allá de no plegarse al salto tecnológico, sino que se expresa en la concentración de poder y responsabilidades, lo que pone en riesgo el relevo generacional en el manejo de los Bosques Modelo. Es así como se corre el riesgo de ir perdiendo los discursos, contenidos y narrativas que sustentan la existencia misma y significado de estos como procesos de gobernanza. De otro lado, el salto tecnológico en los medios de comunicación está acompañado de riesgos, como el de enfrentarse a grandes flujos de información que es consumida por jóvenes sin asegurarse la calidad y veracidad de sus contenidos, en los que la realidad puede percibirse de manera distorsionada y ante lo cual se hace necesario promover el acceso a información de calidad en temas de interés, a través de alternativas como pueden ser las aplicaciones de ciencia ciudadana.

Sin embargo, existe la esperanza de fortalecer enfoques de trabajo que integren a jóvenes de forma equitativa para generar transformaciones en los territorios, que nazcan desde sus propios intereses. Por ejemplo, en el BM Nacional Puerto Rico, existe un historial positivo en la inclusión de juventudes en el que, de hecho, las y los jóvenes lideran movimientos importantes como el agroecológico.

¿Cómo abordar estos desafíos? Aprendiendo de la experiencia de los bosques modelo

No existe una receta única para abordar los desafíos a los que los bosques modelo se enfrentan para la inclusión de mujeres y jóvenes, por ello es fundamental analizar cuidadosamente el contexto, las necesidades y recursos de cada territorio e incluso de cada localidad y familia e idear estrategias apropiadas para cada bosque modelo y nacidas de los propios grupos de interés. No tener en cuenta la realidad de cada bosque modelo puede resultar altamente ineficiente e incluso dañino. Se han atestiguado, por ejemplo, estrategias contraproducentes para la inclusión de mujeres en proyectos de cooperación, que acaban ejerciendo mayor presión hacia ellas, y generando para ellas cargas adicionales de dedicación de tiempo y trabajo.

Sin embargo, hay un buen número de experiencias creativas, que demuestran que sí es posible promover la equidad de género de forma exitosa y sostenida.  En territorios indígenas de Costa Rica, en donde hay una fuerte persistencia de patrones sociales machistas, se ha optado por involucrar a la Iglesia como aliada, experiencia que en ese caso resultó positiva. Pero esta misma estrategia no necesariamente es apropiada en todos los territorios, en el Bosque Modelo de Tierras Adjuntas resultaría imposible de aplicar, pues en este territorio existen algunas iglesias fundamentalistas que asocian el enfoque de género como “herramienta del diablo”. Otras formas de involucrar a mujeres de forma sostenida y creciente, ha sido incluirlas en actividades por la salud comunitaria, educación y el apoyo a emprendimientos comerciales de grupos de mujeres.

A continuación, se resumen algunas reflexiones nacidas del intercambio de experiencias realizado en el Café Mundial, desde tres aspectos relacionados al bienestar y la buena gobernanza: el fortalecimiento de medios de vida, la formación de capacidades y gestión de información y las dinámicas socio-políticas:

Fortalecer medios de vida como pilar para la equidad e inclusión de mujeres y jóvenes

Las personas nos identificamos fuertemente en lo que hacemos y en la forma en la que aprovechamos nuestros recursos personales, sociales y naturales para satisfacer nuestras necesidades. Por eso, promover la equidad en ámbitos familiares, comunales y territoriales, parte muchas veces por identificar, empoderar y/o diversificar los medios de vida de grupos históricamente excluidos como mujeres y jóvenes (y otras diversidades como pueblos indígenas, personas LGTBIQ+ y con capacidades diferentes).  

El aprovechamiento de productos forestales no maderables ha sido históricamente una oportunidad para empoderar a mujeres en territorios con ecosistemas boscosos. En el BM Chiquitanía Sostenible (Bolivia), por ejemplo, se abordó la carencia de ingresos de mujeres a través del aprovechamiento de productos forestales no maderables (almendra chiquitana), estrategia similar a la empleada en el BM Amazonas Tapajós (Brasil), en el que asociaciones de mujeres artesanas fueron capacitadas en la transformación de la macuya (mate para beber).

Sin embargo, no es necesario seguir las rutas “tradicionales” para empoderar a mujeres. En Puerto Rico, y en respuesta a una situación de crisis por el huracán María, las organizaciones del BM innovaron involucrando a mujeres en la provisión de energía renovable (panales solares), iniciativa que se ha consolidado en el tiempo hasta la conformación de una empresa de mujeres dedicadas a brindar este servicio.

Los medios de vida de jóvenes muestran otros matices. En los BM Los Altos (Guatemala), Chiquitanía Sostenible y Chachapoal (Chile) por ejemplo, se viven experiencias de turismo comunitario y ecológico a cargo de jóvenes, que han alcanzado formas de organización colectiva, independiente, innovadora e inclusiva, en las que la riqueza ecológica y cultural, así como el uso de tecnología digital son un eje central. Otra de las principales reflexiones recogidas en cuanto a juventud es que pese a la ya conocida problemática de migración juvenil y abandono del campo, sí es posible despertar el interés de este importante grupo poblacional cuando se brindan oportunidades para el liderazgo, la innovación y la generación de ingresos.

Agricultura regenerativa: medio de vida prometedor

En los bosques modelo, es común reflexionar acerca del uso de bienes y servicios de los ecosistemas para desarrollar medios de vida. Sin embargo, es preciso reconocer que la agricultura merece una atención especial en los espacios de reflexión de la RLABM, ya que sigue siendo la principal actividad productiva en los territorios y, por lo tanto, se le dedicó una mesa de discusión, con ojos de equidad e inclusión.

Si bien la actividad agrícola es usualmente origen de degradación ambiental, es a la vez una oportunidad para promover procesos inclusivos de restauración y buen vivir, a través de prácticas de agricultura regenerativa, como la agroforestería, agricultura sintrópica, forestería análoga, entre otras metodologías en las cuales es preciso identificar, visibilizar y fortalecer el rol de mujeres y jóvenes. La agricultura regenerativa y agroecológica trae un enfoque innovador que ayuda eliminar las externalidades negativas de la agricultura convencional y brinda a los jóvenes rurales un nuevo horizonte de dignidad para poder volver a mirar la agricultura como oportunidad para sus vidas, mediante la producción de alimentos y las cadenas de valor en un mercado justo.

Pese a sus reconocidas ventajas, la agricultura regenerativa se sigue enfrentando a múltiples desafíos. Por ejemplo, aún existe falta de entendimiento y conocimiento sobre cómo los sistemas agroalimentarios influencian el paisaje de los Bosques Modelo, y no son considerados en la planificación de la restauración o conservación. Además, la adopción de buenas prácticas sigue teniendo reticencia entre agricultores/as, ya sea por barreras culturales, la búsqueda de la productividad sin sostenibilidad, la importación de modelos y tecnologías que no son apropiadas para el contexto de la región, la inseguridad en la tenencia de la tierra, la falta de tecnologías y asistencia técnica para la producción agroecológica, la falta de programas, incentivos y subsidios para apoyar el proceso de transición agroecológica, las limitaciones de mercado, entre otros.

Promover y fortalecer la agricultura regenerativa es complejo, pues involucra aspectos tan diversos, como complementarios entre sí, como son la gestión del conocimiento e investigación, el empoderamiento de productores, la incidencia sobre políticas públicas, la búsqueda de nichos en las cadenas de comercialización, entre otros. Para ello, visibilizar los beneficios económicos y ambientales a corto, medio y largo plazo de tales prácticas.

Algunas estrategias fueron sugeridas de las mesas de reflexión, tales como el establecimiento de unidades demostrativas en fincas integrales, intercambios de campesino/a a campesino/a, escuelas de campo para la juventud, la valoración e integración del conocimiento ancestral de pueblos tradicionales, el agroturismo. Los programas de Bosque Escuela que se han puesto en práctica en bosques modelo como Chocó Andino (Ecuador) y Nacional Puerto Rico, han ejercido un importante rol en el proceso de sensibilización, educación y desarrollo de “biofilia” para promover el cambio del comportamiento en la producción y el consumo, hacia la regeneración de la vida y de los paisajes.

La inclusión financiera es un aspecto escasamente abordado, pero esencial para escalar el fortalecimiento de medios de vida ya sea agrícolas o basados en los ecosistemas naturales. Los servicios financieros de pequeña escala, como los grupos de ayuda mutua en el BM Reventazón, han sido agentes importantes para que grupos de jóvenes y mujeres en áreas rurales desarrollen poco a poco capitales independientes, con inteligencia financiera.

Formar capacidades: distintas rutas para empoderar a jóvenes

El primer intercambio de jóvenes de la RLABM, organizado en el primer trimestre del año 2022 aterrizó en una conclusión contundente: la juventud requiere empoderarse. Esta conclusión llegó acompañada de una reflexión: la formación de capacidades tiene distintas formas, matices y orígenes y debe atender, lógicamente, a los intereses de los y las jóvenes, pues de lo contrario las iniciativas están destinadas a fracasar. El taller de la RLABM ayudó a reflexionar en torno a esto.

La primera y más natural forma de aprendizaje es la experiencia vivencial. Ya sea al llevar la teoría a la práctica mediante ensayos controlados, replicar experiencias de otros territorios o involucrándose en actividades económicas, las y los jóvenes, al igual que cualquier persona, aprenden haciendo. En el BM Hileia Bahiana (Brasil), por ejemplo, se trabajó con jóvenes aprendices como productores agroforestales y grupos de mujeres colectoras de semillas, como estrategia para integrarles porque antes solo trabajaban con hombres. En este BM y en Noreste de Olancho (Honduras), se han implementado, programas de prácticas preprofesionales, para el manejo de viveros y otras actividades de restauración. En Amazonas Tapajós, grupos de jóvenes practicantes han llegado a establecer planes de trabajo y organizar colectivos para trabajar en temas de inclusión, agroecología, turismo y bioeconomía.

La formación de capacidades a través de instituciones educativas se mantiene como una de las vías más populares de capacitar a jóvenes, de manera estructurada y con certificación. La alianza con universidades en cada territorio o centros especializados como el CATIE, brinda la posibilidad de generar cursos cortos o de larga duración, ya sea de manera presencial o a través de plataformas virtuales.

En las últimas décadas, el desarrollo de metodologías de aprendizaje no formales, diversas e innovadoras ha ido cobrando fuerza y demuestran tener, en ocasiones, mayor impacto que la educación formal, en especial por la facilidad de alcance a una diversidad de tipos de público que abarcan a grupos que podrían tener dificultades para inscribirse en instituciones educativas. En el BM Abancay (Perú), por ejemplo, se ha creado la ruta de aprendizaje Yaquq Ñan, que integra usuarios de las partes altas y bajas de una microcuenca que abastece de agua el centro urbano del territorio, especialmente mujeres y jóvenes. En los BM Price Albert (Canadá), se organizan campamentos de verano con jóvenes para que aprendan de forma vivencial sobre los ecosistemas, el trabajo del manejo forestal (uso de maquinaria, bomberos forestales). En este mismo país, en el BM Labrador, se convoca a jóvenes estudiantes de niveles superiores que imparten charlas de orientación a escolares, sobre temas del bosque. Otra interesante estrategia para educar y sensibilizar es a través del arte, tal como se realiza en el BM Chorotega (Costa Rica), en donde un grupo asociado a una compañía de circo realizan presentaciones artísticas en las escuelas y comunidades, llevando como mensaje principal el control de incendios.

Una de las reflexiones más importantes de esta parte de la sesión fue en torno a la creciente importancia y practicidad del uso de las alternativas tecnológicas para involucrar, formar y empoderar a jóvenes a través de aplicaciones de ciencia ciudadana, como las empleadas en los BM Risaralda (Colombia), Reventazón (Costa Rica), Amazonas Tapajós y Pantanal (Brasil), en los cuales diversos agentes han creado aplicaciones para teléfonos celulares con el objetivo de atraer el involucramiento de jóvenes, modernizar el reporte de avistamiento de biodiversidad, mejorar la gestión de recursos hídricos, monitorear el estado de los ecosistemas, entre otros. Se comentó el éxito de las hackatones, como forma de incentivar a la población de los territorios a crear sus propias herramientas tecnológicas (BM Reventazón y caso en Kenia).

Una mención especial merece el gran salto tecnológico que tienen los medios de comunicación y ante el cual es necesario dedicar tiempo y recursos para el correcto dominio de herramientas como los sitios web, los audiovisuales, las redes sociales, entre otros. Al respecto, es importante prestar atención y tener sensibilidad para generar contenidos en formatos sencillos de entender (por ejemplo, tipo historietas en el caso de infantes) y que estos medios sean empleados en cerrar brechas, en lugar de acrecentarlas, pues se sabe que muchos grupos de mujeres o de personas en ámbitos rurales aún no tienen pleno acceso a estos medios y se debe cuidar de no acentuar estas condiciones de exclusión.

Gobernanza, liderazgo y política

La inclusión de mujeres y jóvenes en las actividades de la vida cotidiana de un bosque modelo, debe verse reflejada también en los procesos de gobernanza territorial. Como punto de partida, tenerles en cuenta en el mapeo de actores clave, es fundamental para identificar su nivel de involucramiento actual y potencial para participar en actividades “en el terreno”, pero también para los procesos de toma de decisiones.  

Identificar, caracterizar y convocar a los grupos de jóvenes y mujeres (organizados o no, formales o no), es un paso importante, pero ello debe institucionalizarse también en los instrumentos de gestión. Por ejemplo, los planes estratégicos y operativos deberían plasmar claramente las acciones y metas que cada Bosque Modelo establezca para la inclusión, de forma que se tengan rutas y estrategias claras en términos de formación de capacidades, medios de vida, espacios de encuentro, comunicación, participación, garantías de derechos, cooperación, gestión organizacional, gestión de financiamientos, entre otros.

Algunos instrumentos de política y lineamientos institucionales de la cooperación pueden ayudar a estos propósitos. Por ejemplo, en los gobiernos locales de Perú existe una cuota de participación de género y pueblos indígenas, entre regidores del concejo municipal y también se ha actualizado la ley de cooperativas para establecer cuotas de representación. En Chile, la Iniciativa 20×20 contribuyó a fortalecer instrumentos normativos para incluir a las mujeres en los beneficios por servicios ecosistémicos, a pesar de que legalmente no tenían tenencia legal de las tierras.

Se compartieron muchas experiencias positivas con grupos organizados y redes de mujeres y de jóvenes, entre las que se encuentran:

  • La experiencia de Yaikas en el BM Chiquitanía Sostenible, un movimiento de jóvenes indígenas cuyo nombre significa en lengua nativa “jóvenes en la conservación”, que se forman como investigadores y en su mayoría está conformado por mujeres más que hombres. Entre sus prioridades está reducir la migración de jóvenes del campo a la ciudad.
  • En el BM Los Altos, se dieron cuenta de que conmemorar el día de la mujer y organizar actividades que daban más tareas a las mujeres no era suficiente para promover apropiadamente la inclusión y empezaron a promover encuentros de mujeres para hablar sobre temas de género, lo que les permitió identificar grupos con los cuales trabajar, entre ellos grupos de jóvenes.
  • La Red de Mujeres productoras del Cerrado en el BM Pantanal, que lleva varios años implementando actividades productivas, socio-políticas y de educación.
  • En el BM Reventazón, han comprobado que los comités integrados por mujeres son más persistentes en el tiempo y dan continuidad a la gobernanza.
  • En el BM Chocó Andino (Ecuador), la Red de jóvenes del Chocó Andino es una organización consolidada, conformada por jóvenes de 8 parroquias, que incluye entre sus diferentes líneas de trabajo la comunicación, producción sostenible, defensa del territorio, cultura y género. Sus acciones por la producción sostenible y la incidencia en favor de la inclusión de género y diversidades son reconocidas en el territorio, y se presentan en importantes eventos como el Festival Anual del Chocó Andino y talleres educativos de diversidad y arte, cuerpo y territorio, entre otros.

Desde la Gerencia de la RLABM, se resaltó la riqueza de resultados de los intercambios de grupos de jóvenes a escala regional; que ha permitido identificar metodologías y modelos de gobernanza que se pueden aplicar en muchos territorios. Fortalecer estos intercambios, con la participación equitativa de hombres y mujeres jóvenes, y crear una agenda de trabajo de jóvenes de la RLABM, es una prioridad en adelante.

Integración y cambio generacional con oportunidades de mayor inclusión

Convertir a los bosques modelo en paisajes inclusivos es un proceso de largo plazo. De la misma manera en que el machismo y patriarcado continúan siendo los desafíos principales para la inclusión de género, el enfoque de inclusión de juventudes podría ser una estrategia necesaria para lograr los cambios en el comportamiento que nos permitan, con el tiempo, que hombres, mujeres y otras diversidades tengamos las mismas oportunidades de desarrollo humano.

En entrevistas bilaterales sostenidas con los bosques modelo, en el marco del levantamiento de información para la construcción de la línea base de la Estrategia de Género de la RLABM, se reconocieron algunos cambios de patrones de pensamiento y comportamiento machista y patriarcal que se van notando en las generaciones más jóvenes respecto de las más adultas, lo que refuerza la importancia del trabajo desde la juventud. Algunos de estos cambios son:

  • Hacer de la inclusión de género un proceso más genuino, en el sentido de que las generaciones más jóvenes son más sensibles y conscientes de la importancia y necesidad de integrar a mujeres y hombres en los procesos y espacios de toma de decisiones, proyectos, etc. El machismo y paternalismo es más evidente en la generación más adulta, está más naturalizado y podría ser hasta inconsciente, incluso en las personas líderes de los bosques modelo, a quienes se les dificulta más transitar del discurso a la práctica. Se reconoce que “cuando las jóvenes logren posicionarse más, esto ya no se verá como un impedimento, pues se trata de un ciclo: hay que pasar por este momento formando a los jóvenes y mujeres”
  • Menor restricción de libertades para las mujeres más jóvenes, por ejemplo, las que integran redes juveniles en los bosques modelo, espacio desde el cual tienen la oportunidad de incidir más directamente en la gestión de su territorio. En el testimonio de una de las Promotoras Agroambientales (PACO) del BM Nor Oeste de Olancho, ella reconoció las limitaciones actuales de participación de las mujeres debido a su rol doméstico y de cuido, sin embargo, ella no se siente limitada en ese sentido y sostiene que el bosque modelo es un espacio bastante inclusivo y equitativo.
  • Familias con mayor apertura e interés en dar las mismas oportunidades de educación a sus hijas e hijos y, en ese sentido, hay mayor número de mujeres jóvenes estudiando carreras profesionales en campos de acción donde antes no participaban, tales como el área forestal, agrícola y de la energía solar.

A pesar de ello, no se puede tapar el sol con un dedo y dejar de mirar los desafíos persistentes para las mujeres, principalmente jóvenes y rurales, quienes a pesar de que las generaciones anteriores les han ido abriendo camino, todavía ven limitadas sus oportunidades de desarrollo frente a sus pares varones.