El concepto “Bosque Modelo” nació en la década de los años 90, cuando el gobierno de Canadá buscaba una alternativa a los conflictos entre las empresas concesionarias forestales y las comunidades residentes en zonas boscosas. Por consiguiente, los primeros Bosques Modelo fueron creados en Canadá en 1992 para ayudar a prevenir y a solucionar esos conflictos sobre el manejo y uso de los recursos naturales.
En América Latina, nacen después de 1995, siendo el primero el Bosque Modelo Chiloé ubicado en el sur de Chile y fundado en 1996.
Los Bosques Modelo son procesos sociales, inclusivos y participativos que procuran el desarrollo sostenible de un territorio y por lo tanto contribuyen a alcanzar objetivos globales de reducción de pobreza, cambio climático, lucha contra la desertificación y metas de desarrollo sostenible.
Más de 31 millones de hectáreas en 15 países de Iberoamérica forman parte de los 35 Bosques Modelo de esta región.
Los Bosques Modelo de Iberoamérica constituyen un mosaico de usos y tenencia de la tierra, en donde se combina la vida de sus pobladores con varias actividades, que van desde las agrícolas, pecuarias, forestales, turísticas y de conservación.
Los actores involucrados buscan avanzar en el manejo sostenible del territorio en una forma colaborativa y coordinada, por lo que existe una estructura de liderazgo local que coordina acciones en temas como áreas protegidas, corredores biológicos, manejo forestal, agricultura sostenible, turismo rural, microcréditos, producción orgánica, gestión de cuencas y bosques certificados, por ejemplo.